La comida por Delivery ha tomado las canchas, en la cuál el único arbitro es el Público. La facilidad con la que se obtiene el antojo del día es lo que ha generado el crecimiento de estas empresas, las cuáles han visto un mercado propicio para generar ingresos llevando la comida hasta la puerta de tu hogar u oficina. De esta manera han ido abriendo posibilidades a restaurantes que no realizaban entregas, ayudando a que estos puedan llegar al público deseado y a una venta óptima.

Cada empresa delivery ofrece una experiencia diferente, tienen un público específico. Se han convertido en algo tan necesario, que es casi imposible que un restaurante no utilice esta nueva forma de vender. A diferencia de las grandes cadenas fast food, que ya formaban parte del servicio delivery por años, ha sido fácil para ellas acomodarse a este método de entrega y nueva forma de llegar al comensal. Por otro lado, los restaurantes chinos tienen una propia forma de hacer delivery, pero tampoco son ajenos a las nuevas propuestas.

Hablemos también de las personas que venden desde casa, sin ningún tipo de empresa física o mucha inversión, solamente basta una red social para poder vender su producto y alguna aplicación para ser entregado.

He utilizado este sistema para salir de apuros en muchos momentos; entre fallas y buenas entregas,  han logrado quitarme un peso de encima en momentos necesarios. Deben trabajar mas la forma de llevar la comida, escoger bien al personal que contratan para realizar este tipo de tareas, sumado a ello el tiempo de entrega, cada aplicativo sabe con el restaurante que trabaja, tienen horarios fijos en los que la demanda de pedidos crece. Tomando en cuenta esos detalles harán que la gente pueda confiar mas en éste método.

En conclusión, el sistema delivery ya invadió nuestra capital y las empresas que realizan éste servicio deben pedalear cada vez mas para no decepcionar al comensal que crece con nuevas exigencias, la mejor siempre será la que sobreviva y todo se deberá a un servicio de calidad en la entrega.

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